lunes, 19 de diciembre de 2011

El precio de la mentira.



Hemos cedido nuestro Corazón en esta la inconsolable Vida, que lejos de ser mundana nos permite llegar al secreto mismo. 
Hemos cedido y hemos decidido así dejarnos vencer por el no-amor que es el miedo, y por el lado oscuro también de esta emoción que es el odio. 

Alguna vez te recuerdo arriba en lo alto, habiendo contemplado el paraíso, el infierno; la vida que para ti habrías de construirte: prefisteis arrojarte al abismo. 
¡Y te creiste valiente!, un pensador inminente, sagaz por no entregarte a los placeres mundanos, al vicio, viciado de razón; ya por desprecio a lo humano, ya por pavor a ser su más fiel servidor.

Tú, por encima de todo esto te creíste y te creíste aludido. Una víctima del destino.

Inconsciente.

Juez sin juicio, sin sabor a saber. 

Sin aceptar que has labrado tu propio camino me has juzgado y me has atacado cuando te he dicho que yo he querido emprender el vuelo, te has reído cuando yo te digo que prefiero amar, me mandas a la hoguera por decir la Verdad.

 Lo Hemos cedido todo y hasta el Corazón mismo. 

Hemos odiado y hemos llamado a esto amor, hemos matado y no solo herido hasta a el más digno y puro de todos los hombres, sino también al más sabio, al virtuoso, al valiente; y todo esto por temor a la responsabilidad que conlleva la verdadera Libertad.
Hemos señalado todos los herrores y horrores del de al lado sin voltear nunca siquiera a ver nuestro interior. Hemos creado guerras y hemos herido a la gran Madre Tierra que todos los días con menos fuerza, nos alimenta del fruto de su vientre, nos guarda, nos alberga. 
Hemos traicionado todo lo humano, todo el Ser, lo hemos denigrado y henos aquí convertidos en bestias, peleándonos por un pedacito de poder.

Bríndenos mejor la Luz un trocito de paz y de amor
a todos nosotros los divinos faltos de divinidad.
Por haber cedido el Corazón prefiriendo antes todo, que Amar.






No hay comentarios:

Publicar un comentario