domingo, 16 de octubre de 2011

Le danzo a ella y a mi voz perdida

Danzo entre sonrisas, entre luces y calles prohibidas,
danzo con la luna, danzo para mi y para las flores marchitas aún con vida.
Danzo porque sí, porque quiero y porque experimento armonía en el movimiento.
Censura
también a veces.
Pues la música exhorta en ocasiones el esplendor del erotismo del cuerpo.
Porque no siento límites, porque estos no existen
porque el candor de una rosa y el jazmin de la vida me devoran,
porque el fulgor de tu cuerpo insiste en no redimirme
Danzo también en silencio, entre nubes y abismos perdidos
danzo al unísono de letras prohibidas y palabras no dichas
Danzo, porque el Maestro me dio alas no comprendidas y aún no del todo concebidas.
Danzo entre desiertos, entre paisajes paradisiacos  y sibre la marea en un barco fantasma.
Y danzo entre muchas cosas, porque es mi más íntima expresión de gratitud hacia la Vida.
Le danzo a ella y a mi voz perdida.

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