Olvidaba que los gatos maullaban
y que el agua es un espejo que se agita en las noches en que la Luna está llena.
Olvidaba que el canto de los pájaros es un soplo de vida
para aquellos seres que no conciben ni saben de música, como lo hacemos nosotros: a través de la aritmética con notas musicales.
Que la luz del sol también vibra
hondo en mi pecho enardecido, profundo e intranquilo, falto de comprensión.
Inquieto y a veces herido por las cicatricez de pasiones sutiles tales como el enamoramiento.
Que esa luz cura y alimenta; brinda paz; aún si la soledad parece ser la única salida.
Olvidaba también que una palabra hiere,
que un sinsabor de ellas mata,
pero que el sueño muy astuto, sin que lo comprendamos aliviana y renueva.
Olvidaba que entre sueños
también la locura llega, y que muchas veces la consciencia necesita pasar a través de ella..
Que las razones sobran pero no son suficientes.
Que el hombre que no tiene consciencia hiere..
Que los peldaños son sencillos pero también cada vez más pesados
Y que mi vida, no necesito creerla para vivirla.. pasa a través de mi en segundos
y es una pérdida de tiempo tratar de sujetarla, contenerla.
Olvidaba lo que buscaba entre la azotea de mi casa y los paisajes que la misma naturaleza para mi mostraba.
Olvidaba todas la promesas que rompían entre lágrimas porque sabía que algún día debía llegar el día.
Olvidaba de cierta forma, el sentír de una corazonada;
la bondad y la falta de madurez que hace menos infelices a los hombres.
Que una sonrisa contagia y llena.
Pero que la felicidad es una siempre, si se aprende a vivir en ella.
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