Confiesan: Infidelidad. Desencanto. Maltrato. Invasión. Ausencia o fuga. Desprecio. ¿Bisexualidad? Cero sexo y alcoholes varios.
Preguntan por mi: Yo he tenido un matrimonio largo, con cortes a comerciales llamativos y dolorosos.
Conocer hombres es un arte maravilloso, lo relaciono con el sentimiento de ir a un buen museo, revelar un cuadro arrebatador, acercarte, alejarte, achinar los ojos y coquetear con la idea... Empezamos con las copias al original, aquellos violetas, áureos marinos sospechosos y nada profundos, comenzamos a mentirnos y a llamar a las amigas para contarles del personaje que creaste.
Sabemos que nada de eso es cierto, quienes ya te conocen guardan silencio. Todas y todos sabemos que no durará. Pero somos "noveleras" profesionales y les proponemos locaciones, les sugerimos aromas, regalos. Los psicoanalizamos reinventándolos y les rehacemos por un tiempo breve a imagen y semejanza de lo que vimos en aquel modelo "museable".
A unos meses de los cuarenta prefiero recitar lo que aprendí en mi estilo. Qué puedo esperar de mi esposo y qué es todo aquello que no me pasará a su lado.
Las chicas quieren divorciarse. Se levantan de la cama matrimonial pensando que la almohada o el colchón les muelen la columna. Luego se enfocan en su historia matutina con un desayuno hiperrealista; llevan los niños al colegio; o los despiden en la puerta, se convencen de que ellas tomarán la determinación tras un grave descubrimiento. ¿Nosotras nos vamos o el se va? ¿A qué lugar? ¿Quién o qué les o nos espera?.
Las chicas quieren divorciarse, y se acercan a sus viejas amigas; nos prestamos nuevamente zapatos rojos y ropa ceñida.. Regresamos, ya lo sé, a ese lugar que queda, diez minutos antes de inventar al siguiente hombre que amaremos en los próximos cuarenta.
Preguntan por mi: Yo he tenido un matrimonio largo, con cortes a comerciales llamativos y dolorosos.
Conocer hombres es un arte maravilloso, lo relaciono con el sentimiento de ir a un buen museo, revelar un cuadro arrebatador, acercarte, alejarte, achinar los ojos y coquetear con la idea... Empezamos con las copias al original, aquellos violetas, áureos marinos sospechosos y nada profundos, comenzamos a mentirnos y a llamar a las amigas para contarles del personaje que creaste.
Sabemos que nada de eso es cierto, quienes ya te conocen guardan silencio. Todas y todos sabemos que no durará. Pero somos "noveleras" profesionales y les proponemos locaciones, les sugerimos aromas, regalos. Los psicoanalizamos reinventándolos y les rehacemos por un tiempo breve a imagen y semejanza de lo que vimos en aquel modelo "museable".
A unos meses de los cuarenta prefiero recitar lo que aprendí en mi estilo. Qué puedo esperar de mi esposo y qué es todo aquello que no me pasará a su lado.
Las chicas quieren divorciarse. Se levantan de la cama matrimonial pensando que la almohada o el colchón les muelen la columna. Luego se enfocan en su historia matutina con un desayuno hiperrealista; llevan los niños al colegio; o los despiden en la puerta, se convencen de que ellas tomarán la determinación tras un grave descubrimiento. ¿Nosotras nos vamos o el se va? ¿A qué lugar? ¿Quién o qué les o nos espera?.
Las chicas quieren divorciarse, y se acercan a sus viejas amigas; nos prestamos nuevamente zapatos rojos y ropa ceñida.. Regresamos, ya lo sé, a ese lugar que queda, diez minutos antes de inventar al siguiente hombre que amaremos en los próximos cuarenta.
Wendy Guerra
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